En mi caso si tuviera que definir el estilo que he seguido para la decoración de mi hogar no tendría ninguna duda: minimalista al 100%. Lo malo es que no lo he elegido, venía impuesto. Para que os hagáis una idea, el mote cariñoso con el que llamo a mi casa es "el zulo". Y el estilo es minimalista porque todo lo que entra en esta casa ha de ser de tamaño mínimo.
El vivir dos personas en un pisito de casi 40 metros cuadrados tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Comenzaré por lo malo:
. Si te enfadas con tu pareja no puedes soltar eso de "¡me voy a la otra habitación!". En una casa de una sola habitación, ¡es imposible!
. Cuando invitas a amigos a cenar debes hacerlo por turnos: quedas con unos a las nueve y media de la noche y con otros a las once, igualito que en algunos restaurantes.
. Si el ruido te molesta imagínate lo que puede suceder al unir en un mismo espacio el sonido de la televisión, el del extractor de la cocina y el de la lavadora centrifugando, ya que salón, cocina y lavadero es todo uno.
. No puedes tener expuesta ninguna de las atractivas colecciones que compraste a finales del verano: "Abanicos artesanales", "Soldados del mundo", "Juegos de té de la Dinastía Ming", etc.
Pero vivir en un "guá" también tiene cosas buenas:
. Si te enfadas con tu pareja las reconciliaciones son muy rápidas...como no te puedes ir a otra habitación...
. Se ahorra una barbaridad. Cuando salimos de compras casi siempre volvemos a casa con las manos vacías:
_ Me gustaría comprar un banco de abdominales.
_ No cabe en casa.
_ ¡Qué cuadro más bonito!
_ No cabe en casa.
_ ¿Compramos una freidora?
_ No cabe.
_ ¡Oh, siempre he querido tener la colección de "Érase una vez la vida"!
_ ¡Que no cabe!
. El día que toca limpiar "el zulo" no es un día, son cuarenta y cinco minutos.
. Si usas el horno y luego lo dejas abierto ya tienes calefacción central.
. Te conviertes en un experto en "Tetris", tan acostumbrado acabas de colocar y recolocar cosas hasta que todo queda perfectamente encajado.
. El tenerlo todo a mano aquí es una realidad. Ahora mismo estoy escribiendo, sacando la ropa de la lavadora, cogiendo un refresco de la nevera y mirando por la ventana a la gente pasar.
Si os dais cuenta, casi hay más ventajas que desventajas. Yo, al menos, puedo decir que en estos pocos metros he sido muy feliz (y lo sigo siendo), y que el día que tenga que abandonarlo por causa mayor, me va a dar mucha penita dejar de ser minimalista...¡ahora que ya dominaba este estilo a la perfección!
Tengo un sofá de seis plazas...lo quieres?
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